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Libourne es una bastida real, nacida en 1270 a instancias del rey Enrique III de Inglaterra. El Caballero Sir Roger de Leyburn, recién ascendido al rango honorario de Teniente del Rey, fue el responsable de su construcción en el lugar del antiguo puerto galo-romano de Condatis. Él le dejó su nombre.

A lo largo de los siglos, Leybourn se afrancesó para convertirse en Libourne. Situada en la confluencia de la Isla y la Dordoña, Libourne tiene la particularidad de ser el primer puerto de navegación marítima de la Dordoña, ¡casi 100 km hacia el interior!

Esta situación, única en el mundo, favoreció sus intercambios con el exterior y el desarrollo de un comercio floreciente, del que el vino era el rey. Fue una de las bastidas más prósperas de Aquitania.

Nacida de una confluencia, ella misma se convirtió en una confluencia: de ríos, de tierras, de lenguas y de gentes.

El comercio del vino dio a la economía de Libourne sus cartas de nobleza en la Edad Media. En el siglo XIX y principios del XX, la llegada de comerciantes de Corrèze dio un nuevo impulso al comercio relacionado con el preciado néctar. 

Por razones de facilidad para cargar y descargar los toneles, decidieron instalarse en los muelles de Priorat, que sigue siendo hoy el emblema del comercio de Libournais. Su ubicación geográfica excepcional le otorga una ubicación estratégica en la Dordoña para el turismo fluvial, recibiendo cada año a decenas de miles de cruceristas de todo el mundo. ¡Libourne también es la viña de la ciudad! Es sin duda la única zona urbana del mundo con dos prestigiosas denominaciones: Pomerol y Saint-Emilion.